© Patricia Karina Vergara Sánchez
pakave@hotmail.com


DOCUMENTOS DE PENSAMIENTO LESBOFEMINISTA

Cuando quiero decir lo que miro en mi realidad cotidiana, me busco en un lugar distinto. Yo que hablo una lengua de mujer, nos reconozco, me reconozco en la ovarimonia, en la palabra dada por las mujeres a partir de la experiencia que pasa por nuestras cuerpas y desde nuestros pensamientos y ejercicios reflexivos, aquella que no necesita ser validada desde la lógica y la razón que rigen hoy a un sistema mundo que no es nuestro.


martes, 24 de enero de 2017

ANTE LA MISOGINIA QUE INTENTA SILENCIAR MI CUERPO, OTRA VEZ

Hace no tanto tiempo la sola mención o insinuación de las formas, los procesos y flujos de los cuerpos sexuados de las mujeres se veía como algo sucio, indeseado o pecaminoso y ha sido una lucha difícil -de décadas ya- la reivindicación de nuestras cuerpas. (Todavía es batalla inconclusa en tantos sitios y modos)
Ahora, me dicen que tengo que invisibilizar mi cuerpa y sus procesos fisiológicos, sus necesidades, reivindicaciones y sus placeres porque “ofende” a quien no los tiene. Sin embargo tiene otros, los de su propio cuerpo. 
Si otres no se reconocen cuando hablo de mí, ¡qué bueno!, porque hablo de mí y no de otres ¿Por qué tendría qué ofenderles? 
Cuando otras mujeres se autocensuran a hablar de sus cuerpas, procesos y placeres por corrección política, para no “discriminar” o para que quien no tiene formas o experiencias corporales similares no se incomode, no están cuidando de nadie, están repitiendo el maternaje impuesto hace milenios que posterga sus necesidades o la palabra propia para satisfacción de alguien más.
¿Por qué decir que tengo una vulva y una vagina habría de discriminar a alguien? ¿Qué acaso no hay tooodo un discurso feminista sobre la diversidad de cuerpos? Otres pueden enaltecer el suyo todo lo que quieran, pero cuando me piden-exigen que niegue el mío porque les molesta, eso es reaccionario y se llama misoginia … 
Si tengo que silenciarme sobre mi cuerpa, flujo o mi menstruación, entonces no es mi revolución.

No hay comentarios:

Publicar un comentario